sábado, 29 de junio de 2013

La vida, amigo, es aburrida.

Ayer en la mañana estaba medio dormido. A las diez de la mañana escuchaba a mi padre decirme cosas como: levántese, mire qué va hacer, preocúpese por conseguir cosas grandes. Quería seguir durmiendo. Escuchar esas palabras me quitaron el sueño y me hicieron meditar un poco sobre este asunto de levantarse cada mañana. Grandes cosas se traduce gran sueldo. El éxito se mide así y, éxito hasta los chicos malos consiguen, a veces eso es lo que conviene. Esa es la labor. Ese es el levántese haga algo, pero algo nunca se específica, algo es cualquier cosa, algo es llenarse los bolsillos. De nada sirven las invitaciones a recitales, ni los poemas que se regalan.

Todo me aburre. Ese frío destino que me alientan a correr es inevitable. El ganarse la vida, el sé alguien, pero no el que quieras sino el que trae pan a la mesa. Sería una virtud conseguirlo con las letras, con mis caminos vacíos por las calles y el destino frustrado que me toca. Igual que al día, me piden que me levante sólo para caer del otro lado, aburrido, dejando la noche para los bohemios, borrachos y putas… estoy aburrido de todo esto, y tal vez haya razón en las palabras que me dicen; lo que se exige de mí es lo mismo que me han dado ellos, y ellos son en la totalidad seres en los que no hallo reprenda.

Todo me aburre hasta lo que más amo, quizá porque hallo un poco de ironía en todo; en los poetas suicidas llenos de éxito, en los caballeros desahuciados de locura, en los hombres muertos de hambre y llenos de poesía. Se elige un camino en la vida, un aburrido destino en el que tratas da dejar tu voz.

Me levanté al fin y tomé a Rayuela de la biblioteca, el libro de Cortázar. Lo repasé porque todos están hablando de su cincuenta aniversario. En un capitulo que está entre los cincuenta –precisamente- un montón de locos firman ordenes sin leer y piden a gritos que maten al perro… me sentí como un loco más: Firmo donde sea, la locura me condena, pero maten al perro, maten al perro, maten al perro (leí con angustia). Luego leí a Luna Miguel, un poema de Keurac, vi un video de Dayannacam4. Hoy, cuando pienso en como el tedioso sol hace que sude mi cuerpo esperando que pasen la horas, recordé que quizá hallemos nuestra versión ideal de la vida, una profecía para el día que consuele, una canción soñada… como la numero catorce de John Berryman que leo antes de acostarme.

Dream Song 14, Life, freind, is boring

La vida, amigos, es aburrida. No deberíamos decirlo.
Después de todo, el cielo brilla, el majestuoso mar anhela,
Nosotros mismos brillamos y anhelamos,
además, mi madre me decía cuando niño
(repetidamente) “cada vez que dices estar aburrido
significa que no tienes

Vida interior”. Concluyo que no tengo
vida interior, porque estoy muy aburrido.
La gente me aburre,
la literatura me aburre, especialmente la gran literatura,
Henry me aburre, con sus aprietos y líos
tan desafortunados como los de Aquiles,

que amaba a los demás y el arte valiente, lo cual me aburre.
Y las apacibles colinas, y el gin estorbando
y de alguna forma un perro
ha sido capturado desvaneciéndose
entre las montañas, el mar o el cielo, dejándome
atrás como a un payaso.

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