Hace
poco se editó en Argentina una antología sobre la Alt Lit bajo el sello de
Interzona. Lolita Copacabana y Hernán Vanoli han sido los compiladores de este
libro, y que junto con la antología de poesía Vomit, se convierten en libros
indispensables para conocer a los nuevos narradores estadounidenses (que Luna
Miguel en su momento reseño así). AltLit, Antología de Literatura Norteamericana Actual recoge textos de Sam Pink, xTx, Noah Cicero, Ofelia Hunt,
Jordan Castro, Heiko Julien, Blake Butler, Lily Dawn, Frank Hilton y (claro no
podría faltar) Tao Lin. El prólogo, que puede leerse en el blog de Eterna
Cadencia, nos brinda esta mirada:
Los jóvenes narradores de esta antología supieron construirse en red, en diferentes puntos de ese cautivante país donde la movilidad interestatal es el pan de cada día, compartiendo, leyéndose, siendo, como dice Jordan Castro (…), “un grupo de individuos socialmente alienados que eligen a la literatura como un modo de aliviar la monotonía y que, como resultado de eso y de muchas otras cosas, quedan inadvertida (¿invariable?) mente unidos”. En sus múltiples plataformas de exhibición y de difusión, tumblrs, blogs, websites, chapbooks, pequeñas editoriales y escenarios digitales como Muumuu House, HtmlGiant, AltLitGossip, PopSerial, y tantos otros sitios personales o espacios de discusión, hay una construcción que se opone de manera deliberada al establishment literario.
Sumado a las
antologías virtuales (qué hay por doquier en la red) también en Estados Unidos
se publica otra antología The Yolo Pages, que reúne en mayor número a estos
escritores. Hay un mercado emergente para este tipo de textos, y el mercado
puede convertirse en su perdición. Aunque la estética de la AltLit es sumamente
criticada por su falta de experimentación formal, su reincidencia en lugares
comunes, por sus tonos lastimeros y quejumbrosos. A demás de la exagerada
comparación con los Beatink. Hay que anotar que la ALTLIT ha logrado despertar
cierto amor por la literatura, por la escritura y sin duda por el placer y la
agonía de sentirse parte del mundo o fuera de él (como sea). Y también llamar
la atención de algunos críticos como Kenneth
Goldsmith quien ha
dicho, por ejemplo de Steve Roggenbuck, que es el Whitman del videoblogging (aquí).
Todo
este movimiento en realidad es divertido (¿lo es?). Una literatura hecha bajo
los efectos del MdMa y el Xanax, una locura juvenil que retrata la vida en su simpleza (y complejidad). A pesar de ganar terreno los escritores de la Alt Lit mantienen ese tono, aún no madura. Y esa es realmente la cuenta regresiva que tiene, podría convertirse
la AltLit en más de lo mismo, o realmente proponer algo que realmente
signifique una alternativa (como su mismo nombre sugiere) no a la literatura (o su mercado),
sino a su forma y cómo se concibe. Pero la literatura es mejor antes de debatirla, difrutarla.
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